Sobre el génesis de la aventura, prometo transmitir otro día, cuando me encuentre más a distancia de la experiencia que, en un ejercicio de resignificación digno de discurso coach, tipo new age furioso, me ha dado por transformar en un blog con la esperanza de sacar algo en limpio y compartirlo, porque soy una convencida que nunca una experiencia es en vano si sirve a alguien más y casi siempre las experiencias humanas sirven a alguien más. A sí, las cosas, sólo les contaré que en una universidad de Santiago, de cuyo nombre, por ahora, no voy a acordarme, se nos entregó el desafío de escribir un ensayo sobre temas relacionados con escuelas madre de la psicología. Me engolosiné con Jung y los arquetipos, con la tarea de un análisis desde lo contemporáneo. El ensayo en cuestión, que me costó varias horas de sueño por “bloqueo bibliográfico” hasta último minuto me tuvo con la duda de si tenía sentido, si mis preguntas eran válidas, si los procesos reflexivos se sostenían. Felizment
P odría contar la historia entera de porqué este ensayo tomó esta forma (me quedé con las ganas cuando tocó exponer todo el rollo en 14 min) pero ya se verá. Me quedo por ahora con hacer un breve resumen de los contenidos. Describí en términos generales los arquetipos de Jung Me centré en su aspecto lingüístico como símbolo y como “archisememas psíquicos” (sí, un poco bruta). Me quedé con los símbolos de lo masculino y femenino y expliqué como están relacionados desde su aspecto semántico a partir del principio aristotélico (lógica) de la contradicción (porque antes muerta que sencilla). Expliqué las consecuencias de ello y la asimetría de la valoración de los atributos relacionados con lo masculino y lo femenino. Asumí que los arquetipos a partir de esa misma lógica se rigidizan y devienen en estereotipos que afloran en el plano consciente como discursos (entre otros) Desde algunas publicaciones del PNUD me di cuenta que las percepciones sobre lo masculino y lo femenino se están modi